El pasado 19 de diciembre la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC homenajeó a Sonia Torres, titular de Abuelas de Plaza de Mayo filial Córdoba, con el Reconocimiento a la Labor Social y Política “Emi D’Ambra”, por su trayectoria y contribución excepcional en la lucha por Memoria, Verdad y Justicia. La histórica referente se refirió al reconocimiento como "Un abrazo al corazón".
Sonia Torres forma parte del grupo original de fundadoras de ese organismo y en su nombre, a 40 años de su creación, la FCS rindió un homenaje a todas las Abuelas. La distinción es una figura implementada por primera vez en la FCS y su denominación, “Emi D’Ambra”, es en honor a la reconocida luchadora por los Derechos Humanos de la provincia de Córdoba. Con ello, dos emblemas de la lucha por los Derechos Humanos están en la más alta consideración de la Facultad.
La actividad estuvo presidida por la Decana Normalizadora de la FCS, Silvina Cuella, quien agradeció a todos y todas por estar presentes en un día “muy emotivo y tremendamente contradictorio”. Para la Decana “ver este aula llena es una alegría, en estos días donde volvimos a ver imágenes que hacia tiempo no se repetían, esta aula es una repuesta, una gratificación. Así, sostener esta actividad después de muchas discusiones es un acto de resistencia, imprescindible en la construcción de la memoria. Y más con figuras sustantivas como lo son Sonia Torres y Emi D’ ambra, que muestran los horizontes y los fundamentos sobre dónde queremos construir y avanzar como Facultad".
Seguidamente, Ana Mohaded y Marité Sánchez reflexionaron sobre políticas públicas de memoria y el rol de la universidad. Mohaded resaltó que la FCS tenga una Comisión de Memoria y DDHH, “todo un signo por el lugar que nos da para ejercer la palabra”. Mirando a Sonia, le agradeció la presencia y el impulso a constituir este espacio con tanto honor y responsabilidad, lo que implica reconocerla en su trayectoria y sobre todo luego de vivenciar estos momentos con tanta tensión y contradicción. “Pienso hoy que después de tantos días de desasosiego, es un honor poder instalarse al frente de Sonia y lo que ella significa con los organismos de tantos años de lucha en los cuales tuvieron la voluntad, la testarudez, la decisión de seguir manteniendo el cuidado de la democracia, amparadas en esos pañuelos blancos que ellas enarbolaron como banderas y que siguen siendo horizonte”. En este camino, reflexionó sobre la dimensión simbólica inabarcable de Torres, de Abuelas y de Madres en la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia; y sobre la constitución de nuestra identidad social y cultural.
Convocó a la comunidad universitaria a salir a la calle, insistiendo en que “la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia encarnada en Abuelas trasciende las posibilidades de encontrar categorías académicas para hablar de memoria, en medio de situaciones que al mismo tiempo nos reclaman la acción y la reflexión". Es actuar la memoria en la calle, en construcción, y desde este lugar recordó un texto del Héctor Schmucler para quien “la memoria nos hace, nos constituye, porque uno piensa con lo que tiene en la memoria”. La memoria que puede actuar es la que tenemos incorporada, y en la sociedad es la del debate permanente, aun cuando no se explicite claramente sobre qué se recuerda y qué se olvida. Así, Mohaded agregó que "el rol de las universidades públicas queda descolocado si se encasilla en pensamientos disciplinares, lógicos y racionales. La Universidad debe asumir roles de cierto protagonismo en defensa de la dignidad humana, de la armonía con la naturaleza y los bienes comunes, en esta relación en los que nos miramos los otros y las otras reconociéndonos pares. Este acto tiene la dimensión que permite emponderarnos de los pañuelos como banderas, y en la que Sonia es una enorme representante".
Por su parte, Marité Sánchez tituló a la actividad como “un ejercicio de memoria, este acto que reconoce el trabajo de alguien que respetamos y queremos mucho, Sonia Torres, y lleva el nombre de otra luchadora incansable que es Emi D'Ambra”.
Para Sánchez, el encuentro fue un ejemplo de que la memoria no es algo hecho, terminado, sino que la memoria nos atraviesa y tiene que ver con todo lo que hemos vivido y aprendido. “Siempre recordamos desde los marcos del presente y se ponen en juego nuestro sistemas defensivos. Todos estos años de construcción de memoria (a partir del presente, en cada momento) fueron dando una tónica a los organismos de DDHH. En 1989 cuando entré a Abuelas, eran tiempos muy difíciles, había sido el hecho de la Tablada, la persecución era muy grande, había mucho miedo entre los militantes, muchos se alejaron, porque nos llevaron a situaciones tremendas, y hoy, hablando con los más jóvenes les digo 'nos pueden llevar de nuevo a situaciones tremendas. Siempre nos pueden, en la medida en que no hagamos nada, o que lo que hagamos no nos alcance, o que no sea suficiente, o de la forma más correcta, o que no logremos comunicarnos`”.
Para cerrar, Sánchez recordó años difíciles, de mucha soledad, de mucho miedo. Luego puntualizó: "Quiero decir con ésto que el camino de los DDHH es un camino muy sinuoso, donde mucha gente ha seguido marchando, ha seguido haciendo, peleando, buscando constantemente formas de Memoria, Verdad y Justicia. Lo principal es que el miedo no nos inmovilice, que no nos saque del camino. Busquemos nuevas formas, nuevos métodos, nuevos lenguajes que nos permitan comunicarnos y llegar a otros y otras en todos los ámbitos, incluso dentro de las organizaciones de DDHH, porque el panorama que nos espera no es alentador, pero ya hemos dado respuesta en otros momentos difíciles y podemos seguir dándolas hasta que lleguemos a vivir en una sociedad mucho mejor que la actual”.
Luego, subieron al escenario la presidenta del Centro de Estudiantes de Sociales, Mariela Rivero, y la estudiante Paula Candusso, quienes hicieron la entrega del primer Reconocimiento a la Labor Social y Política Emi D’Ambra” a Sonia Torres, por su mentada trayectoria y por su contribución excepcional en la lucha por Memoria, Verdad y Justicia. Mencionaron que, a través de ella, se homenajeaba a las Abuelas de Plaza de Mayo por sus 40 años de trabajo sostenido en la búsqueda de sus nietos y nietas, y de lucha por crear las condiciones para que nunca más se repita tan terrible violación de los derechos humanos, y exigir castigo a todos los responsables de estos gravísimos delitos.
Rivero ubicó a los DDHH como una línea imprescindible en la formación académica, como en el quehacer del ejercicio profesional. También referenció el reconocimiento en este contexto difícil, de impotencia y bronca por las cosas que pasan "Ver a Sonia y a las Abuelas en estas instancias nos recarga las energías para seguir dando las luchas que nos quedan, desde el Centro de estudiantes estamos en pie de lucha, reflejándonos en las Abuelas, las Madres, porque con ellas aprendimos que la política es un mecanismo de transformación de esta sociedad injusta. y Sonia, referente y símbolo de los DDHH, mujer que significa un montón en la trayectoria de esta lucha y la revindicamos por sus convicciones y sus fuerzas, que nos ayudan a estar hoy aquí parados trasformando todo este contexto que nos duele en lucha, en lucha concreta... y acá estamos los y las estudiantes para ser parte de esto”. Por su parte, Paula Candusso sumó a las celebraciones la aparición de la nieta 126: “Con los abrazos, con los nietos que se encontraron con la verdad, de esta manera se ratificó el compromiso de esta Facultad con la lucha por Memoria, Verdad y Justicia para que Nunca Más suframos terrorismo de Estado en la Argentina".
Luego de recibir el premio, Sonia Torres agradeció este reconocimiento a la Decana Silvina Cuella, a todo el grupo de docentes, estudiantes y trabajadores de la Facultad: “Muchas gracias por acompañarnos, muchas gracias por creer en lo que estamos haciendo, muchas gracias por reconocer a Abuelas”. La abuela invitó a sumarse a la lucha que llevan adelante desde hace 40 años, y que no va a parar hasta que el último joven recupere su identidad. Recordó, además, cuando conoció a Emi D’ambra recorriendo comisarias, iglesia, barricadas militares y en todo lados escuchaban “acá no los vimos”, “no los tenemos”, “se habrá ido con su novio”: "En medio de las desconsideraciones y la ignorancia de todos, en el único lugar que nos escuchó alguien fue en la Legislatura, el legislador Regino Maders, en esa época éramos terriblemente discriminadas, y este acto de Maders nos dio mucha alegría. Y como yo creo lo es este acto hoy: un abrazo al corazón".
Torres hizo referencia a que faltan encontrar 300 nietos, y que el encuentro de la última nieta fue extraordinario, la mejor visibilización de nuestra lucha, con su discurso, con su frescura, expresando lo que ella sentía: “Buscamos a nuestros nietos y los huesitos de nuestros hijos con las mismas fuerzas y esperanzas de siempre, esperando la llegada de cada nieto que falta. Y lo hacemos con la alegría y esperanza de que toquen a nuestra puerta y se acaben las búsqueda. Emi perdió dos hijos, Carlos y Alicia, un día nos llegó la noticia a Abuelas (de una sobreviviente) que Alicia posiblemente estaba embarazada, la llamamos a Emi y no podía creerlo. Yo quería que Emi venga a Abuelas, pero era imprescindible en Familiares, fue una luchadora incansable, con Santiago, su compañero de lucha; en esta lucha en la que ganamos una gran familia: la de los organismos de DDHH. He pasado la mitad de mi vida trabajando con esta familia, con esperanza y alegría, porque a nuestros hijos no les gustaría que los busquemos llorando". Para cerrar, Sonia Torres se definió como "una de las tantas mujeres argentinas que de un zarpazo le robaron los hijos y los nietos”.
Enmarcando la actividad se expuso la muestra “Artistas Gráficos por los 40 años de Abuelas”, un proyecto de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo filial Córdoba, que tiene como fin motivar la reflexión social sobre la inclaudicable búsqueda de las Abuelas y la situación de los jóvenes apropiados durante la última dictadura militar que aún permanecen desaparecidos y privados del derecho a su verdadera identidad.