Pronunciamiento  Frente a la violencia patriarcal justicia por Brenda, Morena y Lara
25 / Septiembre / 2025

Desde la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) nos pronunciamos con firmeza ante el triple femicidio de Brenda, Morena y Lara. Estos crímenes no son hechos aislados: son el emergente más brutal de un entramado patriarcal y capitalista que organiza la desigualdad, naturaliza la violencia y pretende disciplinar los cuerpos y las vidas de mujeres y diversidades. Denunciamos la responsabilidad de un Estado que se retira, desfinancia políticas de género y se muestra incapaz de garantizar protección efectiva.

Rechazamos toda forma de culpabilización y recordamos que lo que debe ser juzgado es la violencia machista y un sistema que la habilita, no las decisiones de las mujeres y diversidades que la padecen.

Afirmamos con claridad que las víctimas no son culpables ni deben cargar con sospechas o estigmas: NO son buenas o malas víctimas, SON FEMICIDIOS.

La violencia machista y femicida no es una anomalía aislada; es una estructura de poder que opera a través de desigualdades históricas y de género. Es por esto que, ante las preguntas sobre a qué se dedicaban las mujeres —Morena Verdi, Brenda Loreley Del Castillo y Lara Morena Gutiérrez en Florencio Varela— no se debe desviar la mirada de la violencia que las herramientas patriarcales emplean para desvalorizar sus existencias. Nuestro compromiso es con la verdad, la dignidad y la seguridad de todas las personas, en especial las más vulnerables, y rechazamos cualquier relato que instrumentalice la condición de las víctimas para justificar la impunidad o para deslegitimar las luchas feministas que exigen políticas públicas, memoria y reparación. Como subrayó Georgina Orellano en su denuncia pública, “desde AMMAR venimos denunciando violencia institucional en distintas situaciones” y necesitamos que esa voz sea centro de nuestra ética académica y de nuestras prácticas institucionales.

Recuperamos aquí el concepto de dueñidad de Rita Segato: esa pulsión de apropiación y dominio sobre los cuerpos se alimenta hoy del desfinanciamiento de los programas de protección y de los discursos de odio que circulan en el espacio público, habilitando nuevas formas de impunidad. Cuando el Estado abandona sus responsabilidades y se multiplican las narrativas que degradan a las mujeres y diversidades, la dueñidad encuentra terreno fértil para reproducirse como mandato de control y violencia.

Como comunidad universitaria, reafirmamos el rol de nuestra Facultad comprendiendo que nuestras aulas, pasillos y territorios son parte de la lucha contra el patriarcado y el neoliberalismo: aquí seguimos tejiendo pensamiento y acción.

¡Ni un paso atrás en nuestros derechos, ni una menos frente al ajuste y la violencia patriarcal!