#SocialesConstruye #PolíticaFeminista
El jueves 28 de marzo se realizó el panel "Hablando construimos mundos: políticas feministas, ciencias sociales y lenguajes en tensión", organizado por la Facultad de Ciencias Sociales y el Colegio Profesional en Servicio Social de la Provincia de Córdoba.
El panel estuvo a cargo de Sol Minoldo, Doctora en Ciencias Sociales, investigadora de CONICET y coautora "La Lengua degenerada"; Emmanuel Theumer, historiador, docente e investigador de CONICET; y Claudio Barbero, Trabajador Social, responsable a cargo de la Comisión de Géneros y Diversidad Sexual del Colegio de Profesionales en Servicio Social de la Provincial. Fue coordinado por Pascual Scarpino, quien enfatizó que en el marco de los debates, denuncias y propuestas concretas de disputar el mundo que el feminismo realiza, una de ellas es la disputa por la forma de nombrarnos. Y en las ciencias sociales se viene sucediendo aportes concretos y procesos de reflexión y creación que son necesarios de visibilizar, y a partir de eso, construir redes.
El lenguaje desde la disputa de poder
Sol Minoldo propuso salirse de los debates que problematizan el lenguaje inclusivo sólo a nivel de la lingüística y abordarlos en cambio como una cuestión política. Es decir, pensar el género gramatical desde esa carga semántica que, en una sociedad sexista, nos socializa según seamos mujeres y varones: "en esta sociedad, que se nos nombre con un género forma parte de nuestra identidad, de nuestro espacio en ella".
También, sugirió repensar el rol de la Real Academia Española en el marco de las disputas por el lenguaje inclusivo: el rol de la RAE debiera ser de documentalista de los cambios en la lengua, tarea de "documentar" que no pierde su importancia cuando se piensa en relaciones de poder patriarcales: "la lengua cambia aunque a la RAE le parezca mal, no se trata de tener el aval sino disputar el poder de ese cambio".
De esta manera, el uso del lenguaje inclusivo sirve para dar visibilidad a una cuestión política y repensar una realidad que hasta hace un tiempo quizá no pensáramos que fuera política. Asimismo, determinó que "no hay una iniciativa que implique obligar a todes a hablar con la e, sino que es a nosotres a quienes se nos dice que no debemos hablar con la e. Nosotres estamos reclamando que se nos brinde esa posibilidad como legítima, y eso resulta una disputa de poder".
"El trabajo social tiene el compromiso de tensionar la lógica de ordenamiento social del género"
A su turno, Claudio Barbero focalizó su presentación en relación a qué disputa el trabajo social cuando discute el lenguaje inclusivo, proponiendo la necesidad de una reflexión colectiva. A partir del repaso de diferentes crímenes de odio cometidos contra homosexuales, trans e identidades sexuales disidentes tanto en nuestro país como en el mundo, planteó la necesidad de cuestionarse si existe conexión entre estos crímenes de odio con la molestia y resistencia a pensar alternativas inclusivas del lenguaje; qué niegan quienes se niegan a tensionar el binarismo sexo genérico de la lengua española; e incluso quiénes quedan por fuera en el silencio de una lengua.
"Desde el Colegio de Profesionales estamos convencides que es el momento oportuno para desarmar de la lengua lo que haya que desarmar, para luego ir armándonos con una lengua más amigable", expresó; e invitó a que desde el trabajo social se plantee como un compromiso por tensionar la aún vigente lógica de ordenamiento social del género, lógica de la cual es cómplice del lenguaje.
"Desde el trabajo social debemos identificar a las comunidades lingüísticas, otorgando valor a esas riquezas en sus usos y costumbres y defender la legitimidad de su expresión en términos del derecho fundamental a la identidad cultural", destacó. Debatir el lenguaje en tanto puede constituirse en un dispositivo más de opresión social y, en ese sentido, remarcó aquellos microespacios en los cuales desde el trabajo social se puede intervenir, tanto en los usos cotidianos del lenguaje, al momento de redactar un informe social, al utilizar categorías binarias, al nombrar a las personas por su nombre autopercibido y no por lo que dice su DNI; y en todos aquellos espacios en los cuales se deben desmontar ese uso opresivo del lenguaje.
El uso de lenguaje como voluntad de inclusión
Emmanuel Theumer, por su parte, comenzó recuperando la historia de los reclamos por un lenguaje no sexista desde el movimiento feminista, y planteó tres escenarios sobre los que está teniendo lugar este debate y disputa política.
En primer lugar, un creciente movimiento internacional feminista que vuelve a re-emerger y articularse en torno a un sujeto político mujer, que aglutina y convoca. Es decir, el feminismo como un aparato crítico que logra convocar a otras corporalidades que no necesariamente se identifican desde el ser mujer. Y en ese marco, el lenguaje inclusivo también resulta una forma de disputa de las diferentes manifestaciones del movimiento feminista, de las diferentes corporalidades.
En segundo lugar, el creciente desarrollo de un contramovimiento, organizado internacionalmente, que se moviliza en contra de la ideología de género; y particularmente en contra de los derechos sexuales y reproductivos, la interrupción del embarazo, la educación sexual integral, entre otros. Dentro de este movimiento destacó la defensa a ultranza de "la" ciencia, una compresión ortodoxa de la ciencia. En relación al lenguaje, concluyó que este contramovimiento se posiciona oponiéndose a una concepción fluida del género.
Por último, resaltó el escenario de las formas jurídicas y cómo pensar la institucionalización del lenguaje exclusivo. En ese sentido, y para finalizar, remarcó que "es mejor pensar el lenguaje inclusivo como una voluntad de inclusión y superadora de las marcas de género y binarias de la lengua; el uso inclusivo de la lengua en término interferencias". Esto es, un uso que cuestione no sólo las certezas sobre nuestro propio género sino también como una práctica decisivamente política que apunta a intervenir en una convención de la lengua que produce y estabiliza géneros; pensar esta intervención como voluntad política que aspira construir un nosotros menos excluyente.
La cuestión política del lenguaje, el aporte del trabajo social y un creciente movimiento feminista
La apertura de la charla "Hablando construimos mundos: políticas feministas, ciencias sociales y lenguajes en tensión" estuvo a cargo de la decana, María Inés Peralta, y de Javier Sueldo, del Colegio de Profesionales.
La decana destacó que esta es la primera actividad pública que se organiza desde Sociales luego que el Consejo Directivo aprobara la creación de una Comisión Ad Hoc de Género. La propuesta es diseñar y trabajar una serie de lineamientos, que van tanto desde la perspectiva y los aportes del feminismo en los planes de estudio, hasta los dispositivos y herramientas en relación a la violencia de géneros. Es decir, una política feminista transversal que trabaje en distintas áreas y dimensiones de la facultad.
En relación al lenguaje, mencionó que los cambios culturales en instituciones patriarcales y verticales como es la universidad requieren de una política transversal con intervenciones de distintos niveles en la vida institucional. "Y estas decisiones no son decisiones formativas sino que requieren reflexión, poner debate, porque claramente nos interesa ser una facultad donde nadie se sienta excluido", finalizó.
Javier Sueldo, desde el Colegio de Profesionales, remarcó y celebró la creación de la Comisión de género y diversidades sexuales dentro del Colegio. Particularmente sobre la charla debate, comentó que en las ciencias sociales en general, y en el trabajo social en particular, la forma de enunciar los fenómenos implica una forma de concebirlos, y allí radica la importancia de estos debates que están siendo historia viva en tiempo real y en los cuales no hay respuestas construidas. "No tenemos las respuestas, pero si nos vamos de una manera diferente a la que vinimos, con nuevas problematizaciones y sentidos, la actividad habrá sido exitosa" finalizó.