02 / Septiembre / 2020

Con gran consternación y tristeza despedimos ayer, 1 de septiembre, a nuestro querido compañero Víctor Guzmán. Como comunidad de Sociales, sentimos la necesidad de acompañar/nos en momentos tan difíciles como éste, en que los abrazos son imprescindibles. Nuestras condolencias a la familia, amigxs y compañerxs.
 

 

La Facultad de Ciencias Sociales declara y adhiere al duelo provodado por el fallecimiento de Víctor mediante la Resolución Decanal 307/2020

A continuación, compartimos las palabras de Paula Villa, Roberto Martínez y Marcelo Casarín:

El Víctor, el Negro como todes le conocemos, trabajó en todos los lugares del CEA: pasante, contratado, becario, estudiante, nodocente, consejero, integrante de programas de investigación, docente, investigador Conicet hasta coordinador académico del DESAL, siempre desde la generosidad, la humildad, la responsabilidad, el compromiso y con una capacidad admirable.  Trabajó duro por sus sueños y con mucha convicción. Siempre presente desde su humanidad e incondicionalidad.

Quienes lo queremos y compartimos con él, queremos recordarlo con el puño cerrado levantado, la carcajada fuerte, los ojos vivaces, el abrazo sentido y sincero... hasta siempre Negro, te vamos a extrañar amigo!!!
Paula

........................................................................................................................................................................................................................................................................................................

Cuando un gran amigo de sus amigos y amigas se va, el enorme vacío que se hace desafía a la memoria a buscar el pasado que constituía hasta entonces la vida. Y así la imposibilidad. La descorazonada imposibilidad de renunciar una y otra vez a la posibilidad de la ausencia. A pesar de la voluntad y el esfuerzo, se impone el sentimiento íntimo, inmediato, constante del vacío del pensamiento, que prevalece contra todas las palabras, las imágenes, los olores, los sonidos que intentan prodigar un inicio que despunte en presencia. Y parece entonces desintegrarse en lo más profundo del ser la condición humana o el  mínimo instante por más sencillo que se pretenda.

Se fué uno de los tipos más buenos que crucé en mi vida, y nos dejó como era él, sin estridencias, con pudor y suavidad, despacito, pero con la manifestación inocultable de su presencia.
En estos días de duelo, en procura de consuelo, recordé una y otra vez un gesto suyo. Una mirada  que se disimulaba tras el humo de un cigarrillo armado y un mate que va y viene. Mirada singular que mostraba en momentos muy específicos. Era una expresión que se le dibujaba en el semblante, cuando –en el transcurso de una charla- algo que escuchaba tomaba su atención. Su cara adoptaba un aire de escucha sobrecogedora, los ojos desmesuradamente abiertos, los rasgos desplazados hacia arriba y hacia afuera, con una mirada que predecía la inminente reflexión o la broma, según el caso.
Desde que lo conocí, aquel gesto me enamoró, porque Víctor era una persona de gestos cálidos, incluso carismático, pudoroso y discreto. Incondicional siempre en la escucha y la conversación, en el asombro y la espera.

Mi amigo se preocupó por crear espacios en los que la conversación tuviera lugar. Y aquí, conversación es también lectura, música, política, estudio, fútbol, barrio. De ahí que fuera tan  maravilloso trabajar con él, porque mientras ofrecía las condiciones del cobijo y la hospitalidad, la libertad se imponía en la atmósfera. En la hora de la despedida, un recuerdo así nos hace más transitable el vacío desolador de su ausencia.

Hasta siempre hermano.
Roberto

...................................................................................................................................................................................................................................................................................................................

Saliste/ sin decir adónde/a la tierra sin males/ dijeron/ mujeres / hombres / y animales:/ los que estaban de antes.
(A la memoria de Víctor Guzmán, nuestro hermano).
Marcelo