02 / Junio / 2020

#3J #NiUnaMenos #AlertaNiUnaMenos

La Facultad de Ciencias Sociales (UNC) reconoce que el 3 de junio de 2015 marcó un antes y un después en los reclamos de los feminismos frente a las violencias patriarcales. A través de las redes sociales, un grupo de periodista y feministas convocó a las mujeres a elevar nuestro grito para decir ¡Basta! La respuesta fue inusitada, en todo el país miles y miles de personas salieron a la calle a manifestarse contra los femicidios y contra todas las violencias machistas que cercenan nuestras libertades. Este movimiento tuvo una onda expansiva hacia distintos lugares de nuestra América y el mundo.

Un movimiento masivo, plurinacional y diverso, que ha logrado poner en la agenda pública y en cada micro espacio que habitamos a las violencias de género como un problema al que hay que dar resolución. Este movimiento venia desarrollándose desde la apertura democrática, desde donde se diseñaron e implementaron políticas públicas a nivel nacional, provincial y municipal, se han creado Ministerios, Secretarías, Planes, legislaciones, normativas, programa  y espacios para la prevención y atención de violencias hacia mujeres y cuerpos feminizados. Sin embargo no es suficiente, porque se trata de profundos cambios políticos, culturales, sociales y económicos  que se requieren, en todas las dimensiones de la vida, de manera sostenida y con presupuestos acordes. Se necesitan cambios en las leyes, las organizaciones, las relaciones, las afectividades.

En el 2015 el movimiento Ni Una Menos (NUM), logro visibilizar las ausencias y obstáculos que impedían y limitan aún, la efectiva implementación de la ESI (Educación Sexual Integral) en todos los niveles, incluido el superior universitario. Es una deuda con las mujeres y cuerpos gestantes la Ley de Aborto Legal, seguro y gratuito, y luego su implementación en cada rincón del país. El reconocimiento de los trabajos de cuidado, mayoritariamente a cargo de mujeres, que en el contexto de pandemia y bajo las medidas de aislamiento social obligatorio se han incrementado, poniendo sobre la mesa la histórica invisibilizarían de los mismos, tanto como el enorme aporte que realizan a sostenimiento de la sociedad;  es materia pendiente de reconocimiento simbólico y económico.  Así mismo se han puesto en evidencia y se han agudizado las múltiples violencias cotidianas que afectan a mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries.

La pandemia por el COVID-19 generó una crisis a nivel mundial, crisis del orden capitalista extractivista y patriarcal, afectando cada aspecto de nuestras formas de vida habituales. Pero toda crisis implica en su definición ruptura y posibilidad.  La salida de esta crisis puede ser diferente a la “normalidad” que conocíamos, porque como ha dicho Castoriadis, tener un proyecto de autonomía es enfrentarse  a la realidad. Y paradójicamente, cuando se está en crisis se está en la mejor situación para poner en juego y colectivamente nuestra imaginación realizante (Enriquez, 2004). Construir otras posibilidades, otras realidades en las que los cuerpos singulares y colectivos tengan pleno acceso al  derecho a decidir y vivir vidas libres de violencias.

La Facultad de Ciencias Sociales se suma a las múltiples acciones virtuales promovidas desde el espacio Ni Una Menos.