Por Alicia Servetto
Doctora en Historia, investigadora y docente de la FCS
Córdoba ha dicho basta a la dictadura!!!
Esta era la declaración de la CGT de los Argentinos días antes del 29/5/1969. Era una clara señal de las jornadas que se avecinaban. El movimiento obrero de Córdoba se pronunciaba así enfáticamente contra las medidas que aplicaba la dictadura de Onganía y su proyecto corporativo y neofascista. A 52 años del Cordobazo, conmemoramos una vez más aquella importante protesta obrera y revuelta popular. Recordarlo es una invitación a revisitar su historia, recuperar la(s) memorias y debatir sobre su significado. Este ejercicio tiene en la actualidad un sentido histórico, pero también, y sobre todo, un sentido profundamente político. Aparecen viejas preguntas con lecturas nuevas, y nuevos interrogantes que abren antiguas discusiones. Sin duda, el interrogante que se antepone ante nuestra realidad es ¿Qué queda del Cordobazo? ¿Qué se recupera de ese pasado en este presente?
Por la mañana del día 29/5/1969, personal obrero y estudiantes salieron unidos a las calles de Córdoba. Varias columnas, desde distintos puntos de la ciudad, siguieron la ruta planificada. Al mediodía, y como resultado del enfrentamiento con la policía, fue asesinado el obrero metalúrgico Máximo Mena. Este hecho trágico crispó los ánimos y, la furia y la indignación precipitaron el conflicto y el enfrentamiento. La protesta derivó en una revuelta popular y la población se volcó a las calles. Fue el momento en que los/as manifestantes le ganaron terreno a la policía. Por la tarde, se declaró el Toque de queda y las tropas del ejército se hicieron cargo de controlar la ciudad, a base de gases lacrimógenos, represión y encarcelamiento.
Lo que comenzó siendo una protesta obrera, con el apoyo y movilización de los estudiantes, se fue convirtiendo en una revuelta popular e insurrección urbana. Y lo que comenzó siendo una movilización con reivindicaciones sectoriales se fue transformando en una movilización social de ofensiva contra la dictadura. El saldo oficial, según la prensa de la época, fueron 34 muertos, 400 heridos y 2000 detenidos.
Ciertamente, el Cordobazo sumó algo a una historia que ya tenía dos elementos intrínsecamente conflictivos: la resistencia del peronismo proscripto, establecido en 1955 y, la dictadura del gobierno de la Revolución Argentina instalado con el golpe de estado de 1966. Mientras el primer elemento polarizó el campo político zanjando profundamente la división entre peronistas y antiperonistas, la política económica de Onganía y de su ministro de economía, Krieger Vasena, agudizó las contradicciones sociales y económicas de la clase media y de los sectores populares afectados por la aplicación de medidas que beneficiaban a los sectores capitalistas más concentrados.
Pero también el Cordobazo, abrió varios procesos: liquidación de la dictadura, inauguración de una ola de movilización social, surgimiento de un sindicalismo alternativo – el clasismo-, desarrollo de las organizaciones revolucionarias, acompañado de un proceso de radicalización política e ideológica de vastos sectores de la sociedad argentina.
¿Qué fue entonces el Cordobazo? ¿Una respuesta del movimiento obrero a la política económica de Krieger Vasena que atentaba contra los salarios y condiciones laborales?, ¿La culminación de una etapa de luchas y resistencia iniciada en 1955? o ¿El inicio de un nuevo ciclo marcado por la politización y la radicalización ideológica?
Desandar cada una de estas preguntas nos obliga a pensar críticamente el pasado, sin caer en la tentación sólo de rememorar o de construir mitos. Por el contrario, se trata de actualizar y analizar ese pasado que vuelve y nos interpela con preguntas, con paradojas y con contradicciones. Y encontrar, en ese debate, un sentido para el presente que debe ser tanto ejercicio de memoria como una oportunidad para pensar políticamente el futuro. Quizás allí daremos respuesta a la pregunta más difícil ¿Qué queda del Cordobazo?