Durante el 5° Congreso de Género y Sociedad que se realizó en el Pabellón Venezuela de la UNC los días 19, 20 y 21 de septiembre, se llevó a cabo un panel denominado "Economía y Trabajo: miradas feministas". En esa mesa, que estuvo representada por Corina Rodríguez Enriquez (UNA, CONICET-Ciepp), Florencia Partenio (Cátedra Libre Virginia Bolten, Red de Feministas del Sur y Global Dawn) y Magdalena León (FEDAEPS, Ecuador), se planteó la necesidad de reflexionar acerca de otros modos y formas de pensar la economía, y con ella, la emancipación de la mujer.
Las tres exposiciones estuvieron atravesadas por puntos en común que confluyeron en que la salida a pensar otras formas de economía es meramente colectiva. También señalaron la necesidad de formar nuevos espacios de trabajo y de economía, como lo es la economía popular a través de la resistencia feminista. Y finalmente, apuntaron fuertemente, al igual que en otros paneles del congreso, a la urgencia de sostener y mantener el "cuidado", no como lógica "paternalista" o sino como modos de tejer redes más sólidas entre los sectores más desiguales, todos ellos ocupados por mujeres, trans y disidencias.
Al respecto, Enriquez trabajó su discurso bajo el concepto de "Economía Feminista" retomando debates históricos generados dentros de los feminismos.
En su exposición habló sobre la reproducción de la vida de la mujer bajo la "visibilización de un sistema de trabajo no remunerado". El trabajo doméstico, por ejemplo.
En ese sentido, propuso una "organización social del cuidado". "Estamos ante un sistema económico injusto para la mujer, y es preciso empezar a pensar la responsabilidad del cuidado", señaló la investigadora.
También continuó diciendo que "este contexto no sólo afecta a la Argentina sino que se teje sobre América Latina, donde se pueden observar las mismas lógicas de los mercados, que se refleja en el poder concentrado de las corporaciones. Lo que aquí se pone en juego no es el capital y el trabajo, sino el capital y la vida. La primera apunta por la economía y la organización de los mercados, mientras que la otra se enfoca en otras formas de organizar bienes y servicios".
Al respecto, Enriquez apuntó a que "la economía debe estar dirigida por deseos de la vida de las personas, y no al revés". Bajo ese marco, mencionó tres ejes: "a) hay que estar más alertas ante los "maquillajes" de género que surgen desde las políticas del estado (por ejemplo el programa de ayuda económica impulsada por el Fondo Monetario Internacional, en la que aparece una cláusula sobre gastos en programas de género); b) pensar el trabajo remunerado como herramienta de emancipación y c) que hoy el futuro del trabajo se acepta desde dos puntos: uno fatalista (las máquinas y la inteligencia artificial ocuparán el lugar de las personas) y otro romántico (con la tecnología habrá más emancipación), ambas posturas se dan ante el avance de las nuevas tecnologías en el campo del trabajo".
Por su parte, Florencia Partenio habló sobre el fuerte plan de ajuste que lleva adelante el Estado como política económica, el cual genera endeudamiento y mayores desigualdades. También remarcó en el lugar de desigualdad que ocupan las lesbianas en el sistema de trabajo en las organizaciones, donde la mayoría de las tareas son sobreestimadas y poco valoradas. A su vez planteó que los paros más masivos al gobierno actual, se lo hicieron las mujeres, desde el 8M en adelante.
Sobre la actual crisis y sus consecuencias, Partenio marcó tres procesos que se estan articulando en el país, y que de alguna manera refuerzan la crisis: "a) reconversión y clausura de las políticas públicas de los programas estatales y (disminución de los ministerios) el desguace de área de economía familiar y social con el nuevo programa "hacemos futuro", la destrucción de experiencias cooperativas, obviamente la ciencia, la educación y en el sector salud. Toda esta destrucción se verá reflejada en los cuerpos de las trabajadoras, como la eliminación de acceso a políticas de inclusión labroal a personas trans y a mujeres en situación de violencia (seguros de capacitación y empleo); b) la persistencia del mercado del trabajo, donde se siguen visualizando estas desigualdades, sobre todo en lo que refiere a monotributo o monotributo social, donde las mujeres estan sobrerepresentadas en esos números y estadísticas y c) la reforma laboral, previsional y los convenios colectivos es lo que queda por discutir y traerá más desigualdad. Las prioridades del gobierno actual es que destina parte del presupuesto en otras áreas que no son precisamente a la de educación. El peso de este ajuste lo vamos a asumir las mujeres, a través de la violencia institucional y persecución politica. Todos los espacios, no solo los gremios".
En tercer lugar, fue el turno de la investigadora ecuatoriana Magadalena León, quien señaló que "la mujer debe pelear por un lugar en el actual ordenamiento económico". En esa línea, dijo que "hay como una regresión al pasado de una agenda de neoliberlismo en escala regional y mundial. Y que hay desafíos acumulados, con recorridos y asimilados, para hacerle frente".
"El capitalismo se ha fortalecido y es un capitalismo mutante y la inestabilidad es una condición para su existencia. Hay contexto no muy alentador y se puede visualizar mayores desigualdades", apuntó León. También la investigadora hizo referencia a cómo se emparentan discursivamente términos como "igualdad de género o igualdad de oportunidades", en las carteras de las políticas públicas y del poder concentrado. Particularmente, eso se ve reflejado en el FMI, diciendo que "ahora es el Estado quien debe hacerse cargo de los cuidados de la mujer en el mercado. Cuidado como horas remuneradas".
Sería interesante, destacó León, modificar el concepto despectivo del "cuidado": "una lógica del cuidado puede estar detrás de una lógica de vida y de reproducción. No sólo pensar el cuidado como una postura pragmática, sino pensar una economía alternativa de principios de cuidado, solidarida, de interdependencia, etc".
Según León, "hay otras formas de hacer economía, y en ese lugar están las mujeres". Para ello, apuntó al "cuidado", el cual está atravesado por lógicas situacionales, con permanencias de otras formas de producción, por ejemplo, la economía popular.